El
peyote es un tipo de plantas mexicanas pertenecientes a dos especies de la
familia Cactácea, las cuales se integran en el género botánico llamado
Lophophora.
Las
dos especies de peyote verdadero son nativas del Desierto Chihuahuense y de la
Zona Árida Queretano Hidalguense, lo cual comprende a los estados de Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro e
Hidalgo, además del sur de Texas en los Estados Unidos.
Al
igual que muchas de las plantas que viven adaptadas a condiciones ambientales desérticas,
el peyote produce en su metabolismo una serie de sustancias complejas y poco
ordinarias, que ante la perspectiva humana le confieren el carácter de planta
medicinal y mágica, conocida y aprovechada desde épocas ancestrales. Sin
embargo, a partir de la época Colonial en México, y hasta nuestros días,
existen leyes que prohíben o regulan su uso medicinal generalizado por el hecho
de contener alcaloides entre sus componentes metabólicos.
Por
otra parte, por tratarse de especies casi exclusivas de la flora mexicana, que
están expuestas al saqueo de sus poblaciones por parte de colectores ilegales no
indígenas, y cuyas poblaciones están cada vez más expuestas a la destrucción
para el levantamiento de carreteras, fraccionamientos, basureros, zonas
industriales, minas e instalaciones energéticas, se ha determinado en las leyes
ambientales que estas dos especies requieren protección contra el riesgo de
extinción.
La
prohibición de su uso y aprovechamiento es definitiva, mientras que la regulación
consiste en permitir que sólo algunos grupos indígenas del Norte del País
(Huicholes, Rarámuri y Coras) tengan el derecho de cosechar, aprovechar y
consumir el peyote como parte de los rituales religiosos propios de sus
culturas originales.
De
esta manera, la proliferación que en fechas muy recientes hemos podido apreciar
en relación a la elaboración, venta y uso de pomadas o ungüentos supuestamente
elaborados a base Peyote, es una práctica ilegal y en contra de la conservación
de la riqueza biológica de México.
La
gravedad de este hecho es aún más acentuada en términos sanitarios, debido a
que, según lo manifestado por la Secretaría de Salud y COFEPRIS en la alerta
emitida el 5 de agosto de 2016, estos productos además de contener sustancias prohibidas
(peyote o mariguana), contienen fármacos de uso permitido sólo en productos con
Registro Sanitario (autorización especial de la Secretaría de Salud), como lo son
el diclofenaco, el naproxeno o el paracetamol. Y más aún, estas famosas pomadas
contravienen las normas de etiquetado que obligan al productor a presentar sus
datos completos y verdaderos en cada producto, lo cual no ocurre o presentan
datos falsos.
El
riesgo para nuestra salud al consumir estos productos de dudosa procedencia y
calidad es real, ya que se expenden sin receta médica o sin la supervisión de
algún terapeuta entrenado en materia de medicina alternativa, además de que el
consumidor no tiene la certeza de que el efecto analgésico o desinflamante recibido
(en caso de haberlo) lo aporten los fármacos o el propio peyote.
Existen
en la naturaleza y a nuestro alcance, otras especies o productos de medicina
tradicional que nuestras abuelas conocen y usan desde tiempos ancestrales, las
cuales nos pueden brindar alivio de forma más segura y sin provocar la
destrucción de nuestras especies emblemáticas que ya de por sí, se encuentran en
riesgo de extinción.
Entre
estas especies se podemos mencionar a la sábila, el camí u olivo, el árnica
mexicana, la ruda, la tripa de vaca y la hierba de San Juan, de las cuales ya
existen en el mercado algunos productos herbolarios aceptados por la Secretaría
de Salud, que llegan a tener efectos tan positivos como los del peyote, cuando
se utilizan en la forma correcta (preferentemente en forma de ungüentos) para
atenuar el dolor.
Ante
todo, debemos recordar que estas prácticas engañosas y destructivas tienen como
único objetivo el lucro, a costa de nuestra salud, pese a la destrucción
indiscriminada de la naturaleza y abusando del conocimiento tradicional que en
este caso en particular, los pobladores del Norte de México han defendido por
ser su derecho y que implica a un elemento mágico y sagrado de su cultura
original como lo es el peyote.
Al
pensar en comprar alguna de estas pomadas milagrosas, debemos detenernos a
pensar de qué lado estamos, si de el lado del lucro y el saqueo o si preferimos
estar de parte de la honradez y la conservación, tanto de nuestras culturas
originarias como de nuestros recursos naturales.
Es
importante señalar que en los recorridos que como parte de nuestra práctica
profesional desempeñamos un grupo de biólogos y ecólogos en el Semidesierto
Queretano, cada vez encontramos un mayor número de huecos vacíos en las poblaciones
del peyote queretano, incluso nos hemos topado con gente desconocida que saquea
abiertamente nuestros sitios de trabajo, llevando a manos llenas las delicadas
pantas mágicas que tanto amamos y necesitamos para conservar el equilibrio de nuestra
cada vez más vulnerable especie humana.
Alerta
sanitaria de la Secretaría de Salud y COFEPRIS del 5 de Agosto de 2016:
Gracias por brindar tan buena información, me interesaba saber si en realidad funcionaba el producto o sólo era un efecto placebo, en realidad se tiene muy poca información de eso al menos en línea. Sin embargo, como ustedes dicen es posible que se trate de los componenetes que tiene como el paracetamol y los otros farmacos de uso permitido los cuales están avaldos por su funcionamiento más que por el peyote. También fue muy interesante la información sobre las plantas en peligro de extinción, eso no lo sabía. Muchas gracias por su investigación de nuevo, ¡también quiero ser biólogo!
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