Promotores de salud y clubes de nutrición


“Promotores de Salud  y Clubes de Nutrición” 

¿El comercio o la salud?


En años recientes en México y en nuestras comunidades hemos visto incrementarse notablemente el número de personas y clubes que promueven el uso de “productos naturales” para la salud. La existencia de una política de promotores de salud que trabajen a nivel popular se agradecería, siempre y cuando se tratara de promotores capacitados y con experiencia en la aplicación de terapias alternativas y en el uso de las plantas medicinales.
La formación de promotores de este tipo implica un amplio proceso de práctica y evaluación que debe incluir capacitación en temas como fisiología, anatomía, farmacología, nutrición, sanidad y botánica básica, entre otras materias.
El hecho de que una terapia alternativa no requiera del uso de fármacos alópatas no implica que esté exenta de contraindicaciones, efectos secundarios o secuelas, por ello es indispensable conocer las precauciones de uso y las contraindicaciones de cada producto antes de recomendarlo y antes de aceptar consumirlo.
Los productos que actualmente circulan en estas redes de clubes y promotores pueden contener sustancias y compuestos ya sean de origen natural o sintético que muchas veces pueden producir problemas de salud de bajo impacto o que no son detectables a corto plazo.
El contenido no advertido de cafeína, de vitaminas solubles en agua, de endulzantes y de saborizantes artificiales, así como de aminoácidos no esenciales o incluso el de fármacos no declarados en las etiquetas de estos productos, pueden dañar a las persona que los consumen y éstas pueden no percibirlo de inmediato y no tienen la posibilidad de demostrarlo o de ejercer algún mecanismo de reclamo o de reparación del daño.
Las personas propensas a los problemas renales y los diabéticos no deberían consumir sin supervisión médica las vitaminadas y deliciosas malteadas que a diario nos ofrecen para desayunar en algunos locales de nuestra ciudad. Los hipertensos y las personas sensibles al estrés deben cuidar su consumo de cafeína, máxime si se trata de bajar de peso. El consumo suplementario de aminoácidos no esenciales o de minerales no nos hará más fuetes ni más resistentes al esfuerzo físico. El consumo diario de vegetales y una dieta variada garantizarán que estos elementos nutritivos lleguen a nuestro cuerpo de manera natural y que los aprovechemos en toda nuestra capacidad metabólica.
La lista de precauciones y de advertencias es larga. Casi todo complemento alimenticio industrializado tiene detrás de sí un detalle que debemos considerar, por lo tanto quién lo recomienda debe saberlo y debería adaptar su recomendación a cada caso particular o incluso evitar su recomendación. Detrás de este modelo de “promotores” y “clubes” lo que bien podemos vislumbrar es una estrategia de mercado y no una alternativa para la salud. En primer lugar porque los “promotores” no han sido capacitados en materia de salud o medicina, sino que han sido preparados para la venta de productos, para la “superación personal” y para la aplicación de diversas tácticas de convencimiento.
Verdaderos esfuerzos de promoción de la salud pública se han desarrollado con éxito en algunas comunidades de México y en otros países, pero éstas se desarrollan en colaboración de la comunidad y con estrategias que van desde el cuidado de la higiene personal y la prevención de enfermedades, hasta el uso de las terapias alternativas y la medicina tradicional como primeras opciones, y en donde la medicina convencional complementa tratamientos, atiende los casos de emergencia y las enfermedades crónicas.
Estas estrategias de salud pública repercuten en la disminución de algunos problemas de salud, en una menor demanda de fármacos y en la optimización de los gastos en salud pública por parte de las autoridades gubernamentales. Ejemplo de estos modelos se aplican en los Altos de Chiapas, en México, en Venezuela, en Nicaragua, en la India.

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