Hace años, cuando la vida era más tranquila y sin
tantas prisas, las madres y las abuelas solían preparar todos nuestros
alimentos y no aceptaban que comiéramos diariamente fuera de casa o en
restorán. Ahora nuestra vida ha cambiado notablemente, las madres trabajan
fuera de casa y casi no tienen tiempo de preparar los alimentos, esto ha
provocado que la dieta típica mexicana haya cambiado considerablemente en los
últimos 30 años.
Muchos de los alimentos que ahora consumimos y las
materias primas que se emplean ahora para cocinar no suelen ser las mismas de
antes. Ahora usamos con más frecuencia los embutidos, los enlatados, los
alimentos prefabricados (para horno de microondas) y hasta el pan industrial,
por cierto ¡muy barato! “un peso el bolillo”.
Esta nueva dieta contiene sobre todo, más grasas y
más carbohidratos (azucares y harinas) que la dieta de antes, sin mencionar que
la dieta tradicional no incluía conservadores, vitaminas y minerales
adicionados, anticongelantes, antibacterianos, fungicidas, blanqueadores
(semejantes a los que contienen los detergentes), colorantes y más cosas
extrañas, que aunque parezca increíble las pagamos gustosos porque se trata de
los precios más bajos, los productos más sabrosos y los más “accesibles” del
mercado.
Las grasas y los carbohidratos son esenciales en
nuestra dieta, pero ¿qué pasa cuando los consumimos en exceso?: el colesterol
en nuestro cuerpo sirve para formar células nuevas, hormonas, jugos gástricos y
vitamina D; mientras que los triglicéridos y los carbohidratos nos brindan la
energía que requerimos (similares a un combustible).
Cuando consumimos más grasas y más carbohidratos de
los que nuestro cuerpo requiere, el colesterol se deposita en nuestras arterias;
los triglicéridos se acumulan en el tejido adiposo (grasa corporal), mientras
que el excedente de carbohidratos se convierte en más triglicéridos y por lo
tanto, en más grasa corporal. Cuando esto ocurre, la sangre transporta una
mayor cantidad de grasas en dos sentidos: hacia los tejidos que las requieren y
hacia los depósitos de reserva (los cuales se saturan fácilmente) o hacia las
vías de desecho.
La presencia de grasas en la sangre se mide con las
pruebas para colesterol y triglicéridos, y si los niveles de estas sustancias
exceden a los niveles óptimos las consecuencias pueden ser riesgosas: la sangre
circula con dificultad (sube la presión), los órganos no reciben la cantidad
adecuada de sangre oxigenada (duele la cabeza y se adormecen las extremidades),
el colesterol se acumula en las arterias (se pueden producir arterioesclerosis
o enfermedades del corazón) y finalmente ocurre la acumulación de grasas en
órganos como el hígado y la vesícula (que provocan el hígado graso y los
cálculos biliares).
Todos estos problemas podemos evitarlos a tiempo o
solucionarlos cuando comienzan a aparecer los síntomas indicativos: sobrepeso,
fatiga, dolor de cabeza frecuente, vértigos, problemas digestivos sin causa
aparente, palpitaciones y estreñimiento, entre otros.
La clave para prevenir estos problemas radica
principalmente en nuestra alimentación.
El consumo de grasas debe reducirse en todo lo
posible y se debe evitar el consumo de los alimentos rápidos y las golosinas
como parte de la vida diaria.
Los antojos nos traicionan cuando echamos mano de
ellos a diario y los alimentos “económicos” se vuelven contra nosotros cuando
tenemos que pagar la factura de la vida o al pagar las cuentas médicas.
Volvamos a lo tradicional, a la panadería artesanal, a la comida casera, a las
golosinas sólo en los días de fiesta y a las aguas de frutas para la comida
diaria. Seguro que nuestro cuerpo y nuestro bolsillo lo agradecerán.
A continuación, algunas sugerencias de alimentos y complementos alimenticios que nos ayudan a bajar o a controlar los niveles de colesterol en la sangre, o que nos ayudan a evitar que las grasas se acumulen en ella.
Ajo: es depurativo sanguíneo y favorece la circulación
Alcachofa: Es depurativo y estimulante de la función hepática, ayuda a evitar que el excedente de grasas que consumimos pase a la sangre y sea digerido con mayor facilidad.
Linaza: es rica en ácidos grasos omega 3 y 6 que favorecen el acarreo del colesterol hacia su ruta de desecho.
Piña: La fibra de piña y sus saponinas (detergentes orgánicos) ayudan a evitar que el excedente de grasas que consumimos pase a la sangre.
Lecitina de soya: Evita la absorción excesiva de grasas en la digestión.
Aceite de oliva: Favorece la circulación de las grasas en la sangre.
Aceite de semilla de uva: Favorece la circulación de las grasas en la sangre y ayuda a limpiar las arterias de colesterol.
Vino tinto: Una copa de vino tinto al día, acompañando a los alimentos es parte del secreto de la dieta mediterránea, la cual es rica en vegetales y con sazón de aceite de oliva y hierbas frescas. La incidencia de enfermedades cardiovasculares en Europa en menor que en Estados Unidos.
Nueces y semillas oleaginosas: Facilitan la circulación de las grasas en la sangre hacia su ruta de desecho.
A continuación, algunas sugerencias de alimentos y complementos alimenticios que nos ayudan a bajar o a controlar los niveles de colesterol en la sangre, o que nos ayudan a evitar que las grasas se acumulen en ella.
Ajo: es depurativo sanguíneo y favorece la circulación
Alcachofa: Es depurativo y estimulante de la función hepática, ayuda a evitar que el excedente de grasas que consumimos pase a la sangre y sea digerido con mayor facilidad.
Linaza: es rica en ácidos grasos omega 3 y 6 que favorecen el acarreo del colesterol hacia su ruta de desecho.
Piña: La fibra de piña y sus saponinas (detergentes orgánicos) ayudan a evitar que el excedente de grasas que consumimos pase a la sangre.
Lecitina de soya: Evita la absorción excesiva de grasas en la digestión.
Aceite de oliva: Favorece la circulación de las grasas en la sangre.
Aceite de semilla de uva: Favorece la circulación de las grasas en la sangre y ayuda a limpiar las arterias de colesterol.
Vino tinto: Una copa de vino tinto al día, acompañando a los alimentos es parte del secreto de la dieta mediterránea, la cual es rica en vegetales y con sazón de aceite de oliva y hierbas frescas. La incidencia de enfermedades cardiovasculares en Europa en menor que en Estados Unidos.
Nueces y semillas oleaginosas: Facilitan la circulación de las grasas en la sangre hacia su ruta de desecho.
Tienes un blog super interesante, todo lo que dices me parece correctisimo, ais que me quedo por aqui para seguirte y aprender de ti y te invito a que visites mi blog.
ResponderEliminartremendita-tremendita.blogspot.com
Besitos