Apendicitis Infantil
De acuerdo con
las estadísticas médicas, la apendicitis es la causa más frecuente de cirugía
abdominal de emergencia en nuestro país y en el mundo. Las estadísticas también
nos dicen que este padecimiento se presenta con mayor frecuencia en las culturas
cuya dieta es más rica en carnes y pobre en fibra, mientras que en las culturas
donde la dieta es rica en fibra la incidencia de este padecimiento es menor. No
obstante, los cambios producidos por la migración hacia los países
industrializados o la adopción de ese estilo alimenticio, provocan un aumento
en la frecuencia de este padecimiento en las personas de las otras culturas.
Por otra parte,
de acuerdo con los textos médicos la apendicitis es más frecuente entre los 20
y los 30 años de edad; sin embargo, puede presentarse hasta en recién nacidos,
pero en edad infantil se presenta mayormente entre los 2 y los 4 años, por lo
que actualmente es una de las principales causas de hospitalización y cirugía
infantil en México.
Entre las causas
más comunes de la inflamación del apéndice los médicos consideran las
siguientes: la obstrucción mecánica, la presencia de bacterias, virus o
parásitos, la predisposición genética o inmunológica y una dieta pobre en
fibra. De estas causas, la obstrucción mecánica es la más frecuente y puede ser
provocada por cuerpos extraños, parásitos o fecalitos.
Los cuerpos
extraños en el aparto digestivo pueden haber sido ingeridos deliberadamente o
por accidente y se menciona que puede tratarse desde semillas de frutas y
espinas de pescado, hasta pequeños juguetes o partes de ellos; no obstante,
estos casos de obstrucción según la literatura médica son los más raros, y la
mayor incidencia de apendicitis por obstrucción se debe a la presencia de
fecalitos.
Un fecalito es
una masa de heces endurecidas por la presencia de sales de calcio y células
muertas y se puede formar por retención de materia fecal (estreñimiento y malos
hábitos de defecación), deficiencia de agua y falta de movimiento intestinal,
provocado por la falta de fibra en la dieta o por la falta de ejercicio físico.
La presencia de un
cuerpo extraño en el apéndice induce a las células a producir un exceso de la
sustancia gelatinosa que normalmente lo recubre por dentro (al igual que recubre
a todos los intestinos), pero a la vez dificulta la circulación sanguínea y
linfática de esa zona, lo que produce la inflamación y facilita un ataque
infeccioso. Es en este momento cuando el paciente presenta los síntomas que lo
llevarán al hospital y que seguramente desembocarán en una cirugía.
En el caso de
los niños el diagnóstico puede ser más complicado y confuso que en el caso de
los adultos, ya que muchos niños no podrán explicar con toda claridad sus
síntomas y la forma en que se presenta el dolor, lo que puede provocar diversas
complicaciones y riesgos si se presenta una ruptura de tejido del apéndice antes
de practicar la cirugía.
Si en el caso de
un adulto este proceso (que inicia desde que se presentan los primeros síntomas
hasta que se recupera de la cirugía) es doloroso, incomodo y hasta riesgoso ¿cómo
es que ahora, cada vez más niños se encuentran expuestos a esta situación tan intensa
y traumática?
Si observamos
cuidadosamente, las causas referidas por los médicos nos advierten que en
muchos casos este mal podría ser evitado. La prevención consiste en procurar una
dieta más rica en fibra (frutas frescas y verduras crudas), asegurar el consumo
regular de agua fresca, hacer un poco de ejercicio diario y tener una sana
educación con respecto a los hábitos de defecación (horarios definidos y
regularidad), además de procurar la higiene necesaria para evitar las
parasitosis y estar al tanto de que los niños no ingieran objetos extraños. Estos
son los factores indispensables para evitar que nuestros adorados pequeños
sufran la aguda experiencia de una cirugía por apendicitis. Además de que la
familia entera sufre un choque de angustia muy penosa cuando alguno de sus
integrantes es hospitalizado, más aún si se trata de un niño.
Debemos tomar
conciencia de lo que les estamos enseñando a nuestros niños, debemos enseñarles
a cuidar su salud desde las edades más tempranas, para evitarles el dolor y las
cicatrices de una cirugía, para que en el futuro no dependan sólo de la
medicina comercial y para que no se habitúen al estrés hospitalario.
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