Colitis Nerviosa



Existen varias formas de trastornos digestivos que pueden catalogarse como colitis, algunos de ellos son más frecuentes que otros y no todos con los mismos orígenes y causas. En esta ocasión nos referiremos a una de las formas más frecuentes de este padecimiento: el síndrome de colon irritable o colitis funcional, a lo que también se le ha dado el nombre popular de colitis nerviosa.
Los síntomas de la colitis nerviosa son los siguientes: episodios de diarrea y estreñimiento alternados, dolor abdominal intermitente, hinchazón abdominal, ruidos y flatulencia, mucosa en las heces, una necesidad imperiosa de liberar los intestinos y la sensación de una evacuación incompleta.
Los factores desencadenantes de este problema son la clave para su control, ya que no siempre es posible su cura definitiva, y el principal de ellos es el estrés, aunque también puede ser provocado por factores nutricionales o por tratamientos prolongados con antibióticos fuertes.
Cuando una persona está sometida a estrés, ansiedad, angustia e insomnio, el movimiento normal de los intestinos se altera, se secreta una mayor cantidad de jugos gástricos, cambia el balance de enzimas digestivas y se afecta la circulación de la sangre que rodea a los intestinos. Todos estos acontecimientos tienen como consecuencia que los intestinos se muevan más deprisa de lo normal (causando diarrea), o que se muevan muy lentamente (causando estreñimiento).
El tratamiento de la colitis nerviosa debe incluir tanto los posibles fármacos recetados por el médico, como cambios alimentarios, las técnicas de autoayuda para el control del estrés y la ansiedad y el seguimiento sistemático de los síntomas y las mejorías.
Los cambios fundamentales en la dieta incluyen la reducción del consumo de grasas y harinas refinadas, así como el incremento del consumo de fibra vegetal, lactobacilos y el consumo de plantas medicinales que alivian los problemas digestivos como la menta y la manzanilla, además tomar agua durante el día. Así también se deben evitar el consumo del alcohol y los alimentos irritantes (picantes y ácidos).
Las técnicas de autoayuda para el control del estrés son muy variadas y puede combinarse la práctica de varias de ellas, por ejemplo: sesiones de ejercicio en gimnasio o yoga, en su defecto practicar la caminata diaria, aprender técnicas de relajación, meditación y respiración, aplicarse masajes relajantes en el cuerpo y en el abdomen, practicar la lectura en lugar de ver la televisión, dormir bien y no comer con prisas.
Para llevar un seguimiento de la aparición de los síntomas, es recomendable llevar un diario en el que se anoten las apariciones de los problemas digestivos y los desencadenantes del estrés. Esto ayudará a identificar si el problema coincide con ciertos alimentos o situaciones que en adelante deberán evitarse o prevenirse.
Aunque esta no es una enfermedad grave, los síntomas pueden resultar muy molestos y difíciles de controlar y generalmente las pruebas de laboratorio no llegarán identificar con plenitud el problema, por lo que la observación y el conocimiento de nosotros mismos será la clave para lograr el control y el tan anhelado alivio.

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