Gas de Lutitas y Reforma Energética

Gas de lutitas (parte 2)
Cuencas de Lutitas en México
Naranja: Cuencas probadas de Gas Shale
Amarillo: Cuencas potenciales
Tomado de: Centro Queretano de Recursos Naturales
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El gas de lutitas o gas shale es un tipo de hidrocarburo gaseoso que se encuentra embebido en rocas (llamadas lutitas) que se formaron hace millones de años por acumulación de materia orgánica en fondos marinos someros o grandes lagos.
Las cuencas de lutitas en México abarcan una amplia región del norte de nuestro país y una parte de la costa del Golfo de México, de los cuales se han explorado y comprobado los yacimientos de gas en los estados de Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz, faltando por comprobar su existencia en otras regiones aledañas, entre las que se encuentran la Huasteca Potosina y la Sierra Gorda Queretana.
La creciente promoción del gas de lutitas como una solución para el déficit de energéticos a nivel global ha generado un amplio debate sobre los aspectos más controversiales de su procedimiento de extracción y de sus desventajas de uso, los cuales son principalmente de tipo ambiental, regulatorio y económico.
Un hecho irrefutable es que el procedimiento que se usará para la extracción del gas shale es la fracturación hidráulica o fracking.
Este procedimiento implica el uso de grandes cantidades de agua, entre 9 y 29 millones de metros cúbicos por cada pozo (según datos de Greenpeace), mismos que podrán ser fracturados hasta por 18 veces. Este dato resulta aún más alarmante si pensamos en que los pozos se abren en bloque, unos muy cerca de otros. Todavía más preocupante es el hecho de que el agua lleva arena y sustancias químicas, algunas de las cuales pueden parecer inofensivas, como la sal, pero muchas otras pueden resultar tóxicas, alergénicas y hasta cancerígenas como el ácido clorhídrico, sin contar con que otras de ellas nunca sabremos cuáles son, porque su uso está catalogado como “secreto comercial”.
En Estados Unidos, el auge de la extracción del gas shale se ha dado en cuencas que además de lutitas, tienen agua, mucha agua. Por ejemplo, en la región de Los Grandes Lagos, en los estados de Ohio y Pennsylvania. Allí el agua no es motivo de crisis por escasez, sin embargo a los pobladores locales les preocupa intensamente la contaminación de sus reservas de agua potable y exigen a sus gobiernos ser muy estrictos en la regulación de daños ambientales, y aún así, los problemas por contaminación del agua ya se han presentado.
Las preguntas fundamentales en este tema para México, son: ¿Nos alcanza el agua potable para compartirla con los pozos de gas shale?, ¿Qué necesitamos con más urgencia, el agua o el gas más barato? Y ¿Lograremos la regulación ambiental adecuada para proteger nuestra ya escasa agua potable?
Las respuestas son muy claras: actualmente el agua potable no es suficiente en ningún estado del país, y por otra parte el día de hoy vemos la falta de dureza en la autoridad ambiental mexicana que pide “no satanizar” la contaminación del Río Sonora con sustancias tóxicas provenientes de una gran minera, en lugar de investigar y sancionar a los responsables, como lo señala la ley. Por si esto fuera poco, además esa misma autoridad permite el establecimiento de minas, presas y caleras en sitios de especies amenazadas y otras autoridades que promueven la siembra de especies invasoras (sábilas) en sitios de fragilidad ambiental, como el Semidesierto Queretano, dizque para el control de la erosión ¿Vamos entonces a confiar en que aplicarán la ley para evitar que se contamine el agua por los pozos de gas?
Desafortunadamente la controversia no se limita al tema del agua y la regulación ambiental, los otros problemas graves son la propiedad y el uso de la tierra y la deriva económica que resultará del uso de esta nueva fuente energética.
Culturalmente en México no nos extraña la posibilidad de que la tierra sea de propiedad colectiva ya que existen los ejidatarios y los comuneros, de la misma manera, nuestra cosmovisión ancestral nos permite entender que la tierra, el agua, los bosques, la fauna y otros elementos naturales no tienen dueño y que si pensamos en los usos de la tierra, pensamos en la agricultura, en la ganadería y en otras actividades similares. Sin embargo, ahora y por decreto, la actividad económica prioritaria en el campo será la extracción de petróleo, gas, aguas termales, agua (para el fracking) y recursos minerales, por sobre cualquier otra actividad agropecuaria o forestal; lo cual podrá hacerse efectivo mediante la “ocupación temporal de la tierra”, por parte de las empresas que deseen hacer la explotación. ¿Cuántos terrenos de nuestro Semidesierto Queretano estarán en riesgo de ser explotados bajo este modelo? Muy pronto lo sabremos.
Son cambios radicales en nuestra concepción tradicional del mundo, diseñados para la obtención de gas y petróleo más baratos. Si realmente van a resultar más baratos los energéticos obtenidos bajo este nuevo modelo ¿cree usted que realmente nos costarán más baratos en nuestros recibos domésticos? La respuesta más viable es NO. La razón es muy sencilla: estos energéticos “baratos” se destinarán de manera prioritaria a las empresas, a la industria y a la exportación.
La pregunta final es ¿Y cómo nos vamos a defender?


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