Actualmente la industria cosmética, como muchas otras industrias relacionadas con nuestra vida cotidiana, han comenzado a promover productos “verdes”, productos que se anuncian como 100 % naturales, ecológicos y hasta sustentables.
Muchas veces en mi quehacer profesional he tenido que dar la siguiente explicación (que ahora comparto con todo el público): Un cosmético moderno no puede ser 100% natural. Esta declaración tal vez resulte decepcionante para muchos creyentes de la publicidad y quizá frustrante para otros que quisieran tener esa alternativa real en la vida moderna: usar algo que no sea artificial, sintético o derivado del petróleo.
Para que podamos comprender lo que esto significa tendremos que explorar un poco entre los secretos del químico o del cosmetólogo que hay detrás de cada formulación de los “cosméticos verdes”.
Tomaremos como ejemplo el champú: Esta formulación contiene un 70 u 80 % de agua (ingrediente realmente natural), el restante 30 o 20% se compone de detergentes, conservadores, espesantes, colorantes, aromas y uno o varios activos. Los activos son los que en muchos casos le ponen la etiqueta de verdor al producto, ya que en general se trata de extractos de plantas medicinales (algunas en forma de té, e incluidas en el agua), extractos de frutas, aceites vegetales o aceites esenciales. En contrario, los detergentes, los conservadores y los espesantes son la parte industrial de estos productos y en la mayoría de los casos son derivados del petróleo.
Si quisiéramos formular un champú 100% natural tendríamos que usar los detergentes que las bisabuelas y sus madres usaron para su cabello; por ejemplo, la savia del maguey o las plantas de amole (que ya casi son desconocidas en el Semidesierto Queretano). Pero además, no le podríamos añadir conservadores ni espesantes, así que tendríamos un líquido aguado que haría poca espuma y que no duraría muchos días sin descomponerse. Esto sí sería realmente un champú 100% natural.
El problema para este planeta y para nuestra salud no es que los productos verdes contengan 20 0 30 % de derivados del petróleo. El problema es que creemos en campañas publicitarias y que nos volvemos consumistas de marcas, todas ellas transnacionales y de gran poder económico. Entonces la alternativa real para nuestra economía, nuestra salud y nuestra comunidad es consumir lo que se produce en nuestra localidad, productos artesanales y amigables, que no nos cobran publicidad en T.V. y que además le dan empleo a empresas familiares, como el champú que producen las artesanas del Semidesierto en Cadereyta.
Existen actualmente varias posibilidades para mejorar estos productos, por ejemplo espesantes a base de algas marinas, conservadores de cítricos, aromas de esencias naturales y más, mucho más.
Lo que realmente hace falta es apoyarlas para mejorar esas formulaciones artesanales y hacer conciencia de que comprar nuestros productos locales es lo que realmente nos beneficia a todos: al planeta, a nuestra comunidad y a nuestra salud individual.
Ruth Julieta Chávez Martínez
boticadelsemidesierto@yahoo.com.mx
https://www.youtube.com/watch?v=JPwGyPPA_Qc
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